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Reutilización de aguas urbanas

Las aguas recuperadas puede ser una fuente confiable y sostenible de aguas urbanas, ya que cada vez más ciudades deben abastecerse de fuentes lejanas o alternativas para satisfacer la creciente demanda.

La utilización potable indirecta (RPI) comprende la infiltración de aguas residuales tratadas en las aguas superficiales y subterráneas, donde los procesos naturales las limpian más profundamente. Luego de la nueva extracción, se trata al agua como a cualquier otra fuente de agua potable. La RPI, entonces, ofrece una alternativa viable para aumentar las fuentes de agua potable, siempre que se pongan en práctica controles estrictos para cumplir con las normas y lineamientos relativos al agua para consumo. La iniciativa NEWater de Singapur es un ejemplo de RPI, pero debido a dificultades de aceptación popular solo una pequeña parte de las aguas recuperadas se incluye en los depósitos de agua dulce para su reutilización indirecta.

La Reutilización potable directa (RPD) está cobrando impulso a la luz de los avances en la disponibilidad y asequibilidad de tecnologías adecuadas para el tratamiento del agua. La reutilización potable directa del agua exige procesos sumamente meticulosos de control de calidad para eliminar todo riesgo para la salud pública y
cumplir con estrictos criterios de calidad del agua. En Windhoek, Namibia, donde no se cuenta con alternativas asequibles para el abastecimiento de agua, se trata hasta un 35% de las aguas residuales municipales y se mezcla con otras fuentes de agua potable para aumentar el suministro de agua potable.

La reutilización de agua potable no planificada para el abastecimiento urbano sigue ocurriendo a través de la descarga de aguas residuales no tratadas o con tratamiento insuficiente en fuentes de agua superficiales y subterráneas (ver Cuadro 16.2) y continua siendo un reto, especialmente en los ríos y cuencas densamente poblados del mundo.

Reutilización como agua no potable. El principal factor que propició la popularidad de la reutilización como agua no potable en el ámbito urbano es el hecho de que el agua no debe necesariamente cumplir con estrictos criterios de calidad. Sin embargo, se deben aplicar estrictas medidas de control para minimizar los riesgos de contacto directo con aguas recuperadas y la contaminación cruzada. Los elevados costos que conllevan la construcción y mantenimiento de una infraestructura adecuada para mantener las aguas recuperadas separadas del agua
potable pueden suponer una limitante económica. No obstante, estos sistemas, que pueden integrarse fácilmente en los nuevos desarrollos urbanos, se utilizan cada vez más en Europa, Japón y los Estados Unidos.